1818 Un ejército chileno-argentino compuesto por 6.600 soldados, después de derrotar a los
realistas en Chacabuco el 12 de febrero de 1817, busca afianzar la independencia de la Patria.
Este día acampa en Chimbarongo.
1874 Faltando poco más de un mes para la creación de la “Oficina Hidrográfica de la Marina
Nacional”, con el fin de confeccionar la estadística anual de los siniestros marítimos ocurridos a lo
largo del territorio de la República, único medio de arribar a consecuencias ciertas sobre la causa
de los mismos, y tomar medidas preventivas para su repetición, el ministro Aníbal Pinto imparte
instrucciones a los gobernadores marítimos para informar, entre otros, datos como: lugar preciso y
fecha del siniestro; causas que lo motivaron; clase de embarcación; edad del buque, época de la
última carena y manera cómo han salvado los náufragos.
1880 A bordo del “Paquete del Maule”, arriban a Valparaíso los restos de los héroes militares y
navales, “cadáveres gloriosos de Eleuterio Ramírez, Manuel Thomson, Eulogio Goicolea, José
Antonio Garretón y Jorge Cuevas, que puede decirse representaban a todos, desde jefe a soldado,
los que se sacrificaron el 27 de noviembre de 1879 en las cercanías de Tarapacá y el 27 de febrero
de 1880 en la rada de Arica”.
Caídos los dos primeros cumpliendo su deber militar al mando del “Segundo de Línea” y del
“Huáscar”, el tercero murió en el ataque efectuado por su monitor a la fortaleza peruana, y los dos
últimos, Garretón, capitán del “Segundo de Línea”, y Cuevas teniente del “Chacabuco”,
combatiendo en la quebrada hasta la que avanzaron persiguiendo al enemigo.
Adornaba el carro fúnebre que en Santiago condujo los restos de Thomson hasta el
cementerio metropolitano, un escudo en el que junto a su nombre se leía: “Papudo, Abtao, Arica: el
bautismo de fuego, la confirmación de la sangre, el viático de la Gloria”.
Al depositar en la tumba los gloriosos restos de los héroes, don Pablo Garriga pronuncia una
alocución:
“Y él, Thomson, el valiente, que lauro eterno conquistar desea,
sobre su nave muere heroicamente, y cerca de él, el bravo Goicolea
rinde su último aliento en la pelea.
Y él, Ramírez, modelo de nobleza, en cuyo pecho habitan
el pundonor, la audacia y la entereza, y Garretón y Cuevas que le imitan,
al combate a morir se precipitan”.