COMBATE DE LA CONCEPCIÓN

Es considerado como uno de los hechos más dramáticos de la Guerra del Pacífico. Se llevó a cabo en el pueblo peruano de Concepción (el artículo “La” es solo utilizado en nuestro país), una aldea de tres mil habitantes, en una zona montañosa y de difícil acceso, próxima al río Jauja. Tenía cuatro manzanas edificadas alrededor de una plaza con cuatro entradas. Estaba ubicado 26 kilómetros al norte de Huancay, y al momento de ser ocupada por las fuerzas militares chilenas contaba con un número cercano a los tres mil habitantes

El 6 de julio de 1882, la 4ª compañía del batallón Chacabuco 6º de línea compuesta por 77 jóvenes estaba en el lugar. Había además de la guarnición, ocho soldados convalecientes de tifus y tres mujeres, una de ellas embarazada. El jefe de la fuerza era el teniente Ignacio Carrera Pinto, nieto de don José Miguel Carrera, quien había ascendido recientemente a capitán.

Cuando eran aproximadamente las 14:30 horas del domingo 9 de julio de 1882, las fuerzas peruanas, al mando del coronel Juan Gastó, aparecieron por los cerros que rodean La Concepción. Al percatarse de ello, el capitán chileno Ignacio Carrera Pinto rápidamente evaluó con sus oficiales el curso de acción, organizando la defensa ante el inminente ataque de 300 soldados del ejército peruano y 1000 campesinos armados con lanzas y rejones.

El coronel Gastó envía un emisario para plantear a los soldados de nuestro país la rendición de acuerdo con las leyes de guerra. Sin embargo, los chilenos rechazaron tal posibilidad, iniciando el combate con la confianza de que pronto llegarán refuerzos para socorrerlos. Tras horas de enfrentamiento, los chilenos debieron parapetarse en el cuartel, repeliendo los ataques de los peruanos, quienes, con el arribo de la noche y protegidos por la oscuridad continuaron disparando, hasta lograr finalmente llegar al lugar.

Los hombres del Chacabuco formaron y, armados de gran coraje, salieron en grupos a repeler los ataques a la bayoneta, con lo que hicieron retroceder a sus atacantes. Esta secuencia se repitió en varias oportunidades y se prolongó por varias horas. Si bien en este proceso los chilenos lograban parcialmente su cometido, es decir alejar a los peruanos de su posición, comenzaron a sufrir bajas en mayor proporción.

Antes de la medianoche ya la mitad de la compañía del Chacabuco había perecido en el combate. Pero los sobrevivientes no desisten batiéndose a balazos, culatazos o cargando a la bayoneta, pero jamás dispuestos a ceder su posición. Fue entonces que los peruanos llegaron al cuartel chileno y abriendo forados en las paredes de adobe, treparon sobre el techo de paja para incendiarlo y forzar su evacuación.

Carrera Pinto decidió entonces efectuar otra salida con objeto de limpiar nuevamente el perímetro, encontrando la muerte de un balazo que le atraviesa el pecho. El mando recayó en el joven Pérez Canto. Al amanecer, Pérez Canto se vio obligado a efectuar una nueva y suicida incursión fuera del cuartel. Peleó hasta agotar sus fuerzas y sucumbió finalmente con los hombres que lo acompañaron, todas víctimas de su valentía.