PRIMERA BASE CHILENA EN LA ANTÁRTICA

“Usted me organiza para este verano una expedición a la Antártica”. Con esas sencillas y decididas palabras, en noviembre de 1946, el recién asumido Presidente de Chile, don Gabriel González Videla, daba la trascendente orden al Ministro de Defensa Nacional don Manuel Bulnes Sanfuentes, para que nuestro país hiciera realidad su reclamo de soberanía sobre el Territorio Antártico Chileno publicado a principios de 1940, instalando además una base allí.

El Comandante en Jefe de la Armada, almirante Emilio Daroch, nombró al mando de la expedición al Capitán de Navío Federico Guesalaga Toro, lo que fue ratificado posteriormente por decreto supremo N° 2162, del 17 de diciembre de 1946, que lo designaba Comodoro de la Flotilla Antártica.

El Comandante Guesalaga, inició de inmediato la preparación de los buques y de toda la logística asociada para esta delicada tarea. Las unidades seleccionadas fueron dos, el transporte Angamos, al mando del capitán de fragata Gabriel Rojas Parker y la fragata Iquique, comandada por el capitán de fragata Ernesto González Navarrete.

La fragata “Iquique”, zarpó de Valparaíso el 8 de enero de 1947 llevando a bordo al comodoro Guesalaga; su misión era hacer un reconocimiento del sector oeste de la península Antártica e islas aledañas y determinar el lugar más adecuado para instalar una base, lo más al Sur que fuese posible. Este reconocimiento se inició a la llegada a la Península Antártica el 20 de enero de ese año. Posteriormente, el 27 del mismo mes, se eligió a la amplia bahía Chile, en la isla Greenwich, que cumplía los requisitos básicos. Ese mismo día se procedió a desembarcar el material para la construcción del muelle y de la base.

Así, el 6 de febrero de 1947 se inauguró la primera base chilena en el Territorio Chileno Antártico, la base “Soberanía”, hoy base “Arturo Prat”, en la isla Greenwich (archipiélago de las Shetland del Sur), dejando en ella una dotación de seis marinos, que permanecieron en el lugar durante un año.

El comodoro Guesalaga, en su emotivo discurso de la inauguración señaló:
“Toca ahora a vosotros, marinos de Chile, por una de esas veleidades afortunadas con que el destino suele favorecer, dar cima en el hecho a la inspiración de Dios y de los hombres, permitiéndonos enclavar aquí nuestro pabellón y entonar nuestro himno patrio, con la unción más profunda y el propósito más firme de que mientras haya un buque en la mar, en cuya popa flamee nuestra bandera, no habrá más que un sólo Chile, de Arica a la Antártica”.