PRIMERA JUNTA NACIONAL DE GOBIERNO

En mayo de 1808, la invasión francesa al territorio español, generó la imposición, por parte de Napoleón Bonaparte, de un reemplazante al rey español Fernando VII, quien tuvo que abdicar, quedando la plaza real en poder de su hermano José Bonaparte. Esta intervención extranjera en la península ibérica, motivó a que se planteara un cuestionamiento a la soberanía del nuevo monarca sobre sus territorios y súbditos, entre los que se incluía América.

Durante la ausencia del Rey, el pueblo español asumió la tesis que señalaba que “la soberanía volvía al pueblo”, por lo que el poder sería depositado en juntas locales y regionales, organizadas en la Junta Suprema Central (Sevilla) y en el Consejo de Regencia (Cádiz). Las colonias americanas, incluído Chile, animaron un profundo debate político e ideológico, discutiéndose la pertinencia o no de formar corporaciones legislativas autónomas.

Siguiendo el ejemplo del pueblo español, en Chile los criollos junto a los peninsulares formaron un Cabildo Abierto, donde participaron los miembros de las familias de mayor rango, alrededor de unos cuatrocientos ciudadanos. El 18 de septiembre de 1810, este cabildo eligió la primera Junta de Gobierno, lo cual marca un hito respecto a la formación de instancias de poder autónomas de la corona española.

En la primera Junta de Gobierno, fue elegido presidente don Mateo de Toro y Zambrano, acompañándolo en funciones el obispo de Santiago, José Antonio Martínez de Aldunate, como vicepresidente; cinco vocales, Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera, Juan Enrique Rosales y el coronel Francisco Javier de Reyna, y los secretarios, José Gregorio Argomedo y Gaspar Marín.

Este cuerpo colegiado puede considerarse como el primer ensayo de autogobierno, que si bien no cumplió funciones legislativas en un sentido estricto, sí constituyó un primer intento de autonomía administrativa en ese difícil contexto histórico de comienzos del siglo XIX. Esta Primera Junta, se juramentó ante Dios Nuestro Señor, usar fielmente del cargo para el cual habían sido elegidos, derramar la última gota de su sangre en defensa del reino, propender con todo empeño a conservarlo para nuestro amado Monarca Fernando VII y seguro asilo de nuestros amados afligidos hermanos europeos. De acuerdo a esto, debe afirmarse que la postura de la Junta estuvo marcada por la lealtad de los cabildantes hacia Fernando VII, descartando así una independencia total de Chile respecto de España. En ese contexto, se mantiene el deseo de conservar la soberanía del Rey, mientras este se mantenga cesado de sus funciones.

De todas formas, la primera Junta de Gobierno tomó algunas medidas importantes: la creación del primer periódico nacional, la Aurora de Chile, y el apoyo a otros movimientos juntistas, como el argentino, iniciarían una marcha que sólo se detendría una década después con la formación de una entidad nacional independiente y soberana. Sin embargo, la más importante medida que asumió la Junta, fue el llamado a elecciones para elegir un Congreso Nacional.