Teniente 1° Piloto Luis Pardo Villalón (1882-1935)

El Teniente Luis Pardo Villalón nació en 1882. Durante su niñez manifestó un profundo interés por el mundo marítimo. Con 18 años de edad, ingresó a la Escuela de Pilotines, la cual formaba Oficiales de la Marina Mercante Nacional y Pilotos para la Marina de Guerra. Ingresó al servicio de la Armada como Piloto 3° en 1906, pasando a integrar la sección de desarme de los buques de la Armada, en Talcahuano. Ascendió a Piloto 2° cuatro años después, grado con el que fue enviado al Apostadero Naval de Magallanes, para servir en alguna de sus escampavías.

En agosto de 1914, zarpó de Inglaterra en su tercera expedición a la Antártica, el intrépido explorador británico Sir Ernest Shackleton. Su intención era atravesar la Antártica desde el mar de Weddell al mar de Ross, contando para ello con el «Endurance». Pero, lamentablemente el año 1915 fue extremadamente crudo en la Antártica y el 18 de enero el navío quedó atrapado en los hielos. Los expedicionarios, después de luchar durante meses, debieron abandonar el buque, mientras el hielo iba destrozando poco a poco su superestructura, hasta que desapareció de la superficie del mar congelado.

Acampando en los témpanos, los náufragos fueron derivando hasta llegar a la isla Elefante. Shackleton salió en busca de ayuda, fracasando en dos oportunidades antes de llegar a Punta Arenas, donde recibió el apoyo del Almirante don Joaquín Muñoz Hurtado, Director General de la Armada, quien pidió autorización al gobierno y con ella dispuso que el Almirante Luis V. López, Jefe del Apostadero Naval de Magallanes, le proporcionara a Shackleton un buque.

Se prefirió la escampavía «Yelcho», cambiando al Piloto Pardo desde la escampavía «Yáñez» al «Yelcho», confiando en la calidad de éste y su gente, su pericia y su coraje. Zarpó el 25 de agosto de 1916, llegando a su objetivo cinco días después, luego de afrontar bajas temperatura y neblinas durante su desplazamiento.

Al arribar a la isla Elefante, logró rescatar los 22 miembros de la tripulación que faltaban, los trasladó a Punta Arenas, y con posterioridad a Talcahuano y Valparaíso, siendo recibido, en compañía de Shackleton, por el Presidente de la República, don Juan Luis Sanfuentes.

Al Piloto Luis Pardo se le anotó su proeza como nota de mérito especial en su Hoja de Vida, así como se le hizo figurar con honor en la Orden del Día de los buques y reparticiones de la Armada.

Se acogió a retiro en 1919 y, con posterioridad, el gobierno lo nombró Cónsul de Chile en Liverpool, falleciendo en Santiago el 21 de febrero de 1935, con el grado de Teniente 1°, piloto en retiro, a los 54 años de edad. Después de haber soportado estoicamente diecinueve años atrás las bajas temperaturas del mar, sorteando témpanos a la deriva, fue víctima de una bronconeumonía, que lo llevó al sepulcro.