TOMA Y ASALTO DE PISAGUA

Este enfrentamiento tuvo lugar en el marco de la Guerra del Pacífico, durante la Campaña de Tarapacá, teniendo por objetivo tomar el control del norte de Iquique. De esta manera, se evitó la unión del ejército peruano, acantonado en Iquique, con su homólogo ubicado en la zona de Tacna-Arica.

El lugar elegido fue Pisagua, localidad peruana ubicada a 69 kilómetros al norte de Iquique, la cual contaba con una guarnición de 1.400 soldados, mientras que su bahía estaba defendida en sus extremos norte y sur con cañones Parrot de 100 lbs.

A las 7 de la mañana del 2 de noviembre se inició el ataque. El blindado «Cochrane» y la corbeta «O’Higgins», a cargo del comandante Juan José Latorre Benavente y el Capitán Jorge Montt Álvarez, respectivamente, atacaron el fuerte sur. Casi simultáneamente rompían el fuego contra el fuerte norte la cañonera «Magallanes» y la goleta «Covadonga», mandadas por el Capitán Manuel Orella Echánez y el Capitán Carlos Condell de la Haza.

Una hora después, con ambos fuertes silenciados, se da inicio al desembarco, con 450 soldados en 17 embarcaciones, que deben enfrentar el fuego de fusilería de peruanos y bolivianos parapetados detrás de las rocas. Tras llegar a la playa, los chilenos iniciaron el ascenso por un camino empinado, arenoso y difícil, mientras hacían estragos en el enemigo que huía hacia lo alto.

Con la artillería de los buques se atacó exitosamente el ferrocarril y los montones de carbón y salitre, donde se mantenían refugiadas gran parte de las tropas enemigas. Asimismo, mediante el desembarco de las sucesivas oleadas, el combate cobró mayor vigor, y tras un bravo esfuerzo, las tropas chilenas llegaron hasta la pampa del Hospicio en la cumbre de la meseta, mientras el enemigo se retiraba hacia el interior.

A las tres de la tarde el Teniente Rafael Torreblanca del Regimiento Atacama, clavaba la bandera chilena en un poste de Alto Hospicio. Las bajas chilenas fueron de 58 muertos y de 173 heridos; las de los aliados fueron calculadas en 200 entre muertos y heridos.

Con este desembarco, las fuerzas chilenas se ubicaron como cuña entre el ejército aliado de Tarapacá y el de Tacna y abrieron un importante acceso al territorio enemigo. La campaña terrestre se había iniciado con una victoria conjunta de las Fuerzas Armadas de Chile.

Este hecho constituye el primer desembarco anfibio orgánico efectuado en el mundo y se ha convertido en un ejemplo típico, tanto por su organización, como por su ejecución.