Marinero 1° (Mn.) Mario Fuentealba Recabarren

El Marinero Mario Fuentealba Recabarren tiene un significado especial para la Armada de Chile, ya que es el único miembro dentro de las Fuerzas Armadas, que ha recibido dos Distinciones al Valor, lo que demuestra su temple y espíritu de héroe.

La primera vez que Mario Fuentealba Recabarren se vio enfrentado a la íntima decisión de arriesgar la propia vida, fue al presenciar la caída de un Sargento del buque del cual era dotación. Se lanzó a rescatar al desafortunado servidor naval, sin pensar en las condiciones climáticas o en la oscuridad de la noche, factores que aumentaron el riesgo personal. Por esta acción se hizo acreedor a la Medalla «Al Valor», el 21 de noviembre de 1961.

En 1965, fue destinado al patrullero «Leucotón». Mientras se dirigía de Talcahuano a Chiloé, a principios de agosto de ese año, fue sorprendido por un violento temporal, provocando el varamiento de esta nave, en las traicioneras costas de la caleta «Lliuco», en la bahía de San Pedro, al sur de Corral. A su rescate acudieron las escampavías » Cabrales » y » Janequeo «, siendo lanzada esta última contra la costa.

En estas difíciles circunstancias, el Comandante del «Leucotón» organizó una partida de salvamento de veinte hombres, con todos los elementos necesarios para socorrer a sus compañeros. El primero en deslizarse por el cable fue el Cabo Torpedista Arturo Alvarado, quien fue alcanzado por las furiosas olas y arrollado por el mar. Sin dudar un segundo, Fuentealba se arrojó para salvarlo, en ese momento ambos fueron arrastrados por la corriente, logrando salir después de varios minutos de lucha en la ribera del río «Lliuco». En la maniobra, Fuentealba perdió el conocimiento y fue atendido por los lugareños que presenciaban la heroica acción desde la costa.

Una vez repuesto, decide poner su vida al servicio del rescate de sus compañeros. Avanzó hasta una playa vecina a la roca «Campanario», lugar donde el mar arrojaba a los náufragos del ATF «Janequeo». Allí socorrió al Teniente Segundo Guillermo Aranda Pinochet, salvándolo de una muerte segura, tras practicarle respiración artificial. Su acto de valentía y arrojo no terminó con esa noble acción: volvió a las tormentosas aguas que provocaron la catástrofe y, entre remolinos y resaca, puso a salvo a tres más de sus camaradas. Cuando fue a rescatar a un cuarto compañero, el cabo Galvarino Contreras, a quien alcanzó a poner a salvo, una ola gigante lo cubrió, llevándoselo para siempre.

De esta manera el mar le cobró al Marinero Fuentealba las vidas que él le había arrebatado desde las profundidades. El Honorable Consejo Superior de la Defensa Nacional, en sesión celebrada el 04 de noviembre de 1965, acordó otorgarle por segunda vez la condecoración Medalla «Al Valor».